GEORGINA HUDSON

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Reflexión muy personal: ¿Cómo saco las manos del control?

Y escuchando a otros es tanto más fácil ver y sugerir que ese control que quieren tener sobre (casi) todo es como si el cerebro se ciñera como un puño apretado, y en consecuencia, nuestro sistema nervioso se llena de stress y no da resultados.

A diario somos testigos de situaciones que están fuera de nuestro control - el paso del tiempo, las enfermedades, las partidas de los seres queridos, las reacciones de los otros, etc. Pienso en la importancia de pausar, entregarse y confiar. Todo un desafío.

En estas últimas semanas, me he encontrado con una situación de salud desafiante a la que no quise mirar para poder seguir trabajando, para seguir acompañando a mis hijos, para seguir atendiendo nuestro hogar, en definitiva, para “seguir teniendo todo bajo control”, y resultó que mi salud se comprometió un poco más. El cuerpo me paró. Me pregunté mucho. ¿Cómo me siento? Agotada. Dispersa.

¿Cómo se manifiesta el querer tener el control? Preocupándome, obsesionándome, planificando, pensando sobre lo que me ocupa incesantemente. Y de repente me cae la ficha, y veo como el lugar de la controladora me saca del aquí y ahora, me lleva a escenarios futuros imaginarios, me aturde. ¿A qué precio estoy dispuesta a dejarlo todo en esta máquina de hacer? ¿Cuánto voy a sacrificar en pos del qué dirán si no cumplo con esto o aquello? ¿Qué importa si las cosas no se dan de la manera que yo quería? Al contrario, me puedo sorprender para bien!

Esto es solo una humilde reflexión de cuán importante es hacer dentro de nuestras posibilidades y luego, soltar, solo así podremos responder a lo que nos acontece desde un lugar más sabio y más compasivo. Y como dice la gran maestra Tara Brach “puedes descubrir que cada vez que sueltas los controles, se vuelve más y más fácil volver a entrar en la atmósfera de tu propia vitalidad. Gradualmente llegarás al flujo de tu propia presencia viviente, al calor y al espacio de tu corazón despierto”.

Estamos condicionados por la cultura, la herencia y la genética a controlarlo todo para sobrevivir pero los tiempos han cambiado, no hay ningún tigre suelto que nos pueda comer. El control es rígido mientras que la flexibilidad hace a la vida más hermosa y más relajada, y en definitiva, la opción que nos ofrecerá una mejor calidad de vida en el momento presente.

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