Navegar la incertidumbre
Hola …. ¿Qué tal?
Hace 2 años se declaró el estado de alarma por Covid. Hemos vivido todo este tiempo sin saber qué rumbo tomarían nuestros trabajos, ni los estudios de nuestros hijos, ni nuestras finanzas, ni nuestra salud. Algo en mí me hizo pausar de golpe y cambiar mi tema original.
No hablaremos de Covid sino de cómo se sienten quienes acompaño en mi consulta y yo misma en estos tiempos tan inciertos.
Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!
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Lo que acontece fuera repercute dentro, y cómo estamos dentro influye en cómo sorteamos lo que pasa en el mundo exterior, ¿cierto? Yo creo que al menos intuitivamente, sabemos que la certeza es una ilusión. Podemos creer que si tenemos todo bajo control y nos comportamos con cierta previsibilidad, nada malo nos acontecerá.
Sin embargo, la vida nos enseña una y otra vez que hay reveses y que cuanto más nos esforcemos por evitarlos, más sufrimiento y agotamiento nos causamos. Como dice el proverbio, nadie se para en el mismo río dos veces, porque el río al igual que la vida corre entre nuestros pies. Voltaire dijo “la duda no es una condición placentera, pero la certeza es algo absurdo”. Esas palabras tan sabias se sienten en mi barriga como una piedra. Me inquieta la incertidumbre aunque sea inevitable.
Tipos de incertidumbre
Primero que todo me gustaría hacer una diferenciación importante en este tema. Hay faltas de certeza que deseamos y celebramos y otras que no. Piensa en lo novedoso de una nueva casa, un nuevo trabajo, el nacimiento de un hijo, o una relación, lo incierto en esos ejemplos es maravilloso. El desafío empieza cuando no estamos preparados para las nuevas vicisitudes de la vida. Desde las neurociencias sabemos que ante situaciones de estrés el cerebro reacciona luchando, huyendo, paralizándose, o buscando formas más placenteras de vivir. Esta forma de reaccionar de nuestra biología es meramente adaptativa. Nuestra especie no hubiera sobrevivido si no hubiese estado equipada con estos mecanismos de defensa. No obstante hoy tenemos más herramientas para no reaccionar de esa manera tan habitual y primitiva frente a la incertidumbre. Me encanta una frase de Thomas Merton que dice:
“No necesitamos saber exactamente qué está pasando o hacia dónde vamos. Lo que necesitamos es reconocer las posibilidades y desafíos que ofrece el momento presente y aceptarlos con valentía, fe y esperanza”
Thomas Merton
Pero para reconocer las oportunidades y las pruebas que nos obsequia el momento presente, necesitamos pausar y desarrollar una presencia que observa. Es contra intuitivo porque ante el no saber qué pasará, nuestra tendencia es ponernos en modo hacer, pensar compulsivamente, o atiborrarse de tareas que no suman pero tapan lo que nos sucede. ¿Qué dirías si te dijese que esas reacciones son nuestra zona de confort porque el cerebro interpreta que nos mantiene salvo? Ya estoy escuchando los gritos “¿Qué dices?! ¡si dejo la vida para solucionar esto!” “¿De qué confort me hablas?”
Un ejemplo: 💓
Te entiendo perfectamente porque yo estuve ahí y hoy acompaño a mis clientes cuando me responden exactamente eso. Te voy a dar un ejemplo. Una de mis clientas solteras está convencida que no va a conocer a nadie potable en el sitio donde vive y menos en las circunstancias actuales. Tuvo varias experiencias que no terminaron bien y se frustró. Sale en plan familiar con sus amigos e hijos y siente más fuertemente su soledad. Hablamos de qué le dispara su malestar y hurgamos en qué puede estar pasando. Cuando le pregunto qué hay detrás de su negación a salir, me cuenta todas las razones por las que no soporta a los hombres de su cultura. Aunque estar en pareja es lo que mi clienta más desea, evitar exponerse a una nueva relación es su zona de confort. Volver a tener citas desde un lugar de desapego al resultado y diversión por el proceso le produce un gran estrés.
Mirate por dentro
¿Qué hacer entonces para no desesperar frente a la incertidumbre? ¿Cómo desarrollar una actitud de curiosidad frente a lo desconocido? Como siempre el primer paso es aceptar lo que sentimos. Nadie dice que es fácil pero es importante dejar que nos atraviese. En Budismo hay una parábola sobre ser disparado con dos flechas. La primera flecha duele, la segunda duele más. La primera flecha es un evento no deseado: no podemos controlarlo y duele cuando sucede. La segunda flecha es nuestra reacción, donde duplicamos nuestro sufrimiento cuando nos enfocarnos en el dolor que nos sucederá. Esto no significa que vamos a bajar los brazos y adoptar una actitud de resignación. Es todo lo contrario, vamos a responder a lo que necesitamos desde un lugar de calma y de no reacción. Capa por capa, bucearemos hasta nuestro interior y nos preguntaremos “¿qué me quiere enseñar esto? ¿Qué puedo hacer para aliviar lo que siento? ¿Cómo puedo reinventarme?”. Créeme, el proceso de cambiar de piel trae consigo mucho duelo pero a su vez nos permite dar a luz nuevos comportamientos. En este proceso es muy importante ser auto-compasivos para poder auto serenarnos. Te sugiero que intentes con la meditación, la contemplación, las respiraciones profundas, las caminatas al aire libre, y siendo amable con lo que te dices.
Otro ejemplo: exámenes 😱
Piensa en este ejemplo. Conoces a un niño pequeño que está angustiado porque tiene un examen del cole y no entiende bien el tema. Estudia de memoria y llora porque tiene miedo a desaprobar. Ya le ha pasado algo similar y su reacción ha sido la misma - engullir el material de estudio por el temor a suspender. ¿Qué harías? Le dirías “apúrate que queda poco tiempo, esfuérzate más, mira que si no te preparas bien te irá mal” o “ven, déjame abrazarte, descansa un poco, cuéntame, ¿a qué le temes? ¿Qué te vendría bien?”. Creo que la respuesta habla por sí sola. Y déjame decirte que ese niño asustado eres tú y soy yo cuando nos desesperamos frente a la incertidumbre.
Samskara
Michael Singer en su libro Vivir sin Ataduras (solo disponible en inglés como “The Untethered Soul”) nos dice que la razón por la que queremos que las cosas salgan como nosotros las planeamos es porque en algún momento de nuestras vidas sucedió algo que nos hizo sentir mal y por eso hacemos todo lo posible para evitar ese dolor y esa incertidumbre de que se repita la situación. El autor le llama a esto Samskara, que es un término del yoga. “Un Samskara es un bloqueo, una impresión del pasado. Es un patrón de energía inacabado que termina dirigiendo tu vida” Lo más amoroso que podemos hacer es estar presentes con lo que ofrece este momento aunque nos tiemblen las piernas porque no sabemos qué pasará. Cuando somos testigos de lo que nos pasa con calma, coraje, e interés, estamos más lúcidos para encontrar nuestros recursos internos un paso y una respiración a la vez.
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