GEORGINA HUDSON

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Tómate un respiro

Hola …. ¿Qué tal?

Cada día escucho más las frases “estoy agotada”, “no doy más”, “voy súper agobiado”. Y es la nueva normalidad, el estrés es la verdadera pandemia.

Pienso en cuanta presión nos auto-imponemos, cuánto nos cuesta relajarnos y encontrar 10’ para meditar o 30’ para deambular por algún lugar que nos colme el alma. Se me viene la imagen del cuerpo como una olla a presión. Ojalá podamos empezar por ponernos en contacto con eso.

Aprende más sobre el cerebro Reactivo y el cerebro que responde, y conoce 12 prácticas que te ayudarán a darte un respiro.

Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!

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PODCAST: Tómate un respiro Georgina Hudson

La pregunta del millón sería cuánto de lo que hacemos es proactivo y cuánto es reactivo. En estados de estrés como los que vivimos, lo que hacemos por default es reaccionar. Tenemos una pila de correos electrónicos, los respondemos lo antes posible. Nos llaman de todos los frentes, cogemos el móvil con prontitud. Alguien nos dice algo que nos molesta, les contestamos mal. No nos damos tiempo, no priorizamos, no podemos discernir con esa sensación interna de apremio. Sin embargo, ¿qué pasaría si en cambio desarrollamos una presencia interna que observa? ¿Qué pasaría si nos tomásemos unos segundos para pensar y/o escuchar realmente antes de contestar? ¿Qué pasaría si favoreciéramos lo que es importante y dejar lo que puede esperar para luego? Mejor aún, ¿Qué pasaría si pudiéramos pausar y valorar lo que tenemos que hacer y lo que sentimos con la mirada de un águila? Esa perspectiva es esencial para poder encontrar claridad respecto de nuestra experiencia interna / emocional y lo que nos demanda el afuera.

El cerebro reactivo y el cerebro que responde

Una de las personas a las que más agradezco y con quien más aprendí, el Doctor en Neurociencias Rick Hanson, explica la diferencia entre el cerebro que responde y el cerebro reactivo. El cerebro reactivo (amígdala y tronco encefálico) es como el cerebro de un reptil. Este busca evitar daños y protegerse a sí mismo. Por el contrario, el cerebro que responde (corteza prefrontal) es el cerebro de los mamíferos que se centra en la racionalidad y las recompensas positivas. Para explicarlo un poco más, cuando nos sentimos amenazados desde un hijo que llora y nos impide trabajar hasta alguien que nos corta el paso en el tráfico, nuestro cerebro reactivo se activa y reacciona atacando o huyendo. Esto es instintivo y cuando sucede, se liberan hormonas relacionadas al estrés que después de cierto tiempo resultan completamente dañinas para nuestra salud física. Por el contrario, podemos aprender a responder. Nuestra esencia más lúcida es capaz de reconocer lo que nos sucede, aceptarlo sin juzgarlo, y elegir qué respuesta le va a dar. Esto sí requiere de entrenamiento y vale la pena hacerlo. Esa pausa que nos otorgamos entre estímulo y respuesta, es la que nos brinda poder en el aquí y ahora, calma, ecuanimidad, y paz interior.

La caída (literal!) 🤸

Que quede claro, todos tenemos días donde no sabemos por dónde empezar. Todos nos dejamos llevar por el agobio, la irritación, y las exigencias en mayor o menor medida. Si de algo te sirve, yo fui una mujer preocupada. Vivía haciendo malabares con las mil pelotas que tenía en el aire. Eso me daba una falsa sensación de éxito. Me mataba para poder llegar a cumplir con todo pero dejé mi salud en el camino. Créeme que un día empecé a sentirme tan cansada (a pesar de dormir bien), tan fatigada después del mínimo esfuerzo, y tan mareada, que un buen día andando algo se desconectó en mí y me caí de cara al suelo. Lo único que recuerdo es a una pareja ayudándome a levantar y descubrir como tenía sangre por todos lados. Mi cuerpo me había dado señales y yo no las quise ver hasta que me derrumbé. Literalmente. Por suerte, los humanos somos resilientes. Así como me levanté, le agradecí a aquella pareja y me volví andando sola y despacio a mi casa, decidí que tenía que tomar el toro por las astas y sanarme, y para eso necesitaba mirar a mi malestar a los ojos y preguntarle que me quería decir. El mensaje fue alto y claro: DATE UN RESPIRO.

Las 12 prácticas del respiro

¿Qué puedes hacer para lograrlo?

  1. Respira profundamente. Inhala varios segundos por la nariz y exhala hasta sentir que has vaciado tus pulmones. La respiración profunda calma nuestra agitación y nos conecta con nuestra experiencia presente.

  2. Observa tu realidad con perspectiva. Imagínate mirándote desde lejos, eso amplía tu mirada de la realidad. Muchas veces estamos tan estresados que nuestra visión se achica y solo vemos lo que tenemos en frente.

  3. Aprende a poner límites. Estos son una señal de autocuidado. Cuando dices hasta dónde puedes y quieres llegar, estas eligiendo y respetando tu salud ante todo.

  4. Medita, ora, contempla. En esas actividades encontrarás uno minutos de sosiego que te ayudarán a encontrar paz mental y además a desengancharte de las historias falsas que probablemente te estés contando a ti mismo.

  5. Habla, saca lo que tienes en el pecho. La mirada de otro enriquecerá la tuya y si es necesario, te ayudará a cuestionarla.

  6. Se autocompasivo. Háblate como la persona más sabia y amorosa del mundo te hablaría.

  7. Haz ejercicio físico, suda, libera endorfinas y hormonas que contribuyan con tu bienestar.

  8. Agradece todo lo bueno que te acontece y saborea esas experiencias. Tantas veces nos enfocamos en lo que no nos gusta y tan pocas pausamos para valorar lo que sí.

  9. Entrégate y confía. Una vez leí que hay una sola fuente con las que puedes sintonizar o no. Esa fuente es única y poderosa. Algunos la llaman Dios, otros Universo o energía. Lo mejor es que está disponible para todos.

  10. Practica el mindfulness. ¿Qué quiero decir? Presta atención plena a tu experiencia presente con interés, curiosidad y aceptación. De esta manera te evitarás juicios desacertados de la realidad y podrás decidir cómo actuar con lo que te acontece.

  11. Si necesitas llorar, hazlo, descárgate y luego vuelve a hacer algo que te nutra. Nadie se ahoga en sus lágrimas, al contrario, llorar descomprime.

  12. Si necesitas ayuda para gestionar lo que te pasa, pídela es la mejor inversión que harás.

Me gustaría finalizar con unas palabras de la conferencista y escritora del libro más que recomendable “Morir para ser yo”, Anita Moorjani:

“Si estoy estresada, ansiosa, triste, o algo por el estilo, voy hacia mi interior y lo primero que hago es atender lo que me sucede. Me quedo sentada, camino en la naturaleza, o escucho música hasta que llego a un lugar centrado donde encuentro serenidad. Me di cuenta que cuando hago eso, mi mundo externo también cambia, y muchos de los obstáculos que tenía desaparecen sin que yo haga nada.”

Anita Moorjani

Espero que hayas disfrutado de este blog/podcast. Si conoces a alguien que necesita un respiro, reenvíale esta publicación e invítalo a suscribirse al blog. De esta forma construiremos puentes para ayudarnos los unos a los otros. Es mi misión llegar a la mayor cantidad de personas posibles para ofrecerles alivio. Recuerda que también puedes seguirnos en Apple Podcasts y Spotify como “Georgina Hudson Transformational Coach”.

Un fuerte abrazo ❤



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