Tres formas de perdón (Historia personal y otras..)
Hola …. ¿Cómo estás hoy?
Te invito a que exploremos estos temas tan desafiantes como la posibilidad de perdonar y el sentimiento de culpa.
¿Te resulta fácil disculpar cuando alguien te ha ofendido o te quedas enganchado? ¿Sientes culpa cuando no puedes perdonar? ¿Sufres si le haces mal a alguien sin querer? ¿Te resulta fácil perdonarte cuando te equivocas?
Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!
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Hace un tiempo, alguien muy cercano a mí me hirió con su comportamiento. Somos muy diferentes y sabemos cómo es cada uno, por eso intentamos no entrar en terrenos que nos harán daño. Sin embargo, tuvimos una situación compartida de mucho estrés y el transgredió esa línea que nos delimita a los dos y nos protege. Simplemente arremetió con todo siguiendo una necesidad propia que me ponía a mí en un lugar súper difícil. Hoy pienso en eso y veo que lo hizo sin pensar en las consecuencias en un momento de muchísima confusión. No hubo una intención directa de hacerme mal, simplemente no pensó con claridad.
Me sentí muy ofendida, y admito que caí en la victimización “¿Cómo pudo hacer esto si lo he dado todo para ayudarlo?”. Sé que se dio cuenta porque mi dolor y mis maneras eran evidentes pero no se pudo disculpar. Eso fue como tirar leña al fuego porque acrecentó mi desilusión y me dificultó terriblemente poder perdonarlo. Quedé entrampada en la culpa que le echaba y el remordimiento por no poder disculparlo, sumado a mi rabia. Si hay algo que puedo hacer desde pequeña es a hacerme cargo y pedir perdón, ¿por qué le costaba tanto dar la cara? me pregunté mil veces enfurecida. Sin embargo, no todos somos iguales y como esta persona me conoce habrá dado por sentado que el tiempo curaría las heridas y ya. Ahora viene la pregunta del millón ¿entonces yo puedo pedir perdón fácilmente pero me resulta difícil otorgarle el perdón a los demás?, ¿perdonar está supeditado al grado de ofensa y quien me ofende? ¿Cómo es?
Mi madre, que en paz descanse, decía que ella perdonaba pero que tenía buena memoria. No lo entendí hasta que fui una adulta madura. Para mi perdonar era ponerme en el lugar del otro, sentir qué lo motivó a hacer lo que hizo y acto seguido debía ponerme en contacto con mi espíritu compasivo para poder olvidar y seguir como si nada hubiera pasado (o hacer como si nada hubiera pasado porque tarde o temprano lo olvidaría, siempre). Sin embargo, ¿se tiene que ser tan radical? ¿Alguien puede destrozarnos y encima tenemos que sentir culpa si no los perdonamos? A través de los años fui aprendiendo que perdonar no significa justificar, excusar, olvidar o promover el comportamiento que nos hirió, sino más bien, liberarnos de la amargura, del resentimiento y de la bronca que sentimos en consecuencia del acto hiriente.
Los dos prisioneros
Drenar el veneno de nuestro organismo es fundamental para vivir en paz, recordar sin tomar el cianuro nosotros, ¿verdad? Perdonar, entonces, es un dar vuelta de página, es un “o empezamos de vuelta bien, arrepentidos, y con el nuevo aprendizaje o deseo que te vaya bien en tu camino pero separado del mío”. Hay una historia muy bonita de dos ex prisioneros de guerra que se encuentran después de muchos años. El primero le pregunta al otro “¿Has perdonado a tus captores?”. “No, jamás”, contesta el segundo. El primero le dice “Pues todavía te mantienen preso”. No se trata de que este hombre olvide, simplemente, que le haga espacio al dolor porque es parte de su vivencia, y que siga su vida en calma dejando que la tristeza de su pasado conviva con las experiencias apacibles del presente.
No sé si llegué al lugar del ex prisionero que logró perdonar a sus captores, no quiero ni imaginar una situación así. En lo cotidiano creo que he logrado desengancharme, enfocarme en lo que quiero, y soltar en mi corazón a quien me hirió. Otro punto que me parece mega importante es que el perdón es un proceso. Este requiere que reconozcamos nuestro dolor, sufrimiento, rabia, confusión o resentimiento y que le hagamos espacio en nuestro interior con el cariño que le ofreceríamos a otro en nuestro lugar. Luego llega la calma y ahí decidiremos si expresar nuestro perdón abiertamente o hacerlo en nuestro corazón. Esto es algo que me llevo tiempo entender. Tal vez nunca podamos perdonar por completo a la otra persona, pero sí podemos descargar una buena parte de todo ese resentimiento para poder “respirar” un poco mejor…Por otro lado, es innegable que yo también he causado pena, yo he estado en ese lugar, sin querer, y sin pensar, esto creo que es lo que le duele al otro: la desconsideración. Lo cierto es que todos hemos lastimado y a todos nos han hecho sufrir.
Las 3 formas de perdón y ejemplos en la ficción
Vayamos a las tres formas de perdón:
El perdón que le pedimos a alguien que hemos lastimado. Perdóname. Lo siento.
El perdón que nos pedimos por haber sido despiadados con uno mismo. Alma mía, perdóname. Lo siento.
El perdón que le otorgamos a otro, sin necesariamente exculparlo/a pero sintiéndonos liberados de toda amargura. Te perdono. Ya está.
Me gusta mucho buscar en la literatura y últimamente, en la ficción de TV, ejemplos de los temas que les convido. Vamos a analizar las tres formas de perdón con ejemplos en diferentes ficciones.
En la serie “Dead To Me” de Netflix
Las protagonistas se convierten en mejores amigas. Sin embargo, una acción del pasado de una de ellas la atormenta ya que le hizo mucho daño a la otra, antes de ser amigas y sin que esta última lo sepa. La amiga que se equivocó se siente realmente arrepentida y asustada. A pesar de lo mucho que adora a su nueva amiga, y aún a riesgo de perder su amistad y se confiesa con el corazón en la mano. Es un claro ejemplo del perdón sincero que le pedimos a otro.
En el libro “La Sombra del Viento”, de Carlos Ruiz Zafón
Aquí somos testigos de la reconciliación con uno mismo y lo importante que es aprender a perdonarse. Uno de los personajes principales está a punto de destruirse pero a través de otro puede perdonarse, y descubrir sus virtudes. En esta novela vemos como el ser humano a veces no puede, no desea, o no quiere reconciliarse con la persona más importante de su vida, “el mismo”. Cuando finalmente uno logra hacerlo, hay una gran liberación. Este es un gran ejemplo de cómo perdonarse a uno mismo.Los Miserables, de Víctor Hugo
Aquí se explora el tercer tipo de perdón. El perdón que de verdad le ofrecemos a otro. En esta novela vemos como un criminal ha sido juzgado y perseguido a lo largo de su vida por toda la sociedad. Este hombre cometió un error y solo un sacerdote fue capaz de ver su humanidad y su arrepentimiento y lo perdona para que éste pueda al fin, rehacer su vida. Esta novela nos pone de cara frente a la fragilidad humana y la necesidad de dar vuelta de página para seguir andando.
Ofrecer nuestras disculpas más sinceras, perdonarnos por nuestros errores y perdonar a quien nos agravió es una práctica que lleva tiempo y nuestro mayor acto de coraje para seguir adelante y no quedar estancados en el pasado.
¿Te resulta fácil pedir perdón? ¿Te cuesta perdonar? ¿Puedes perdonarte? Comparte en los comentarios, gracias!
Un fuerte abrazo ❤