Adiós a mi yo perfeccionista (una confesión personal)

 

Hola …. ¿Qué tal?

Siempre te cuento que soy una perfeccionista en recuperación, creo que ya estoy casi curada pero a veces, esta tendencia hace su aparición y el podcast no queda exento de esto.

El tema de esta semana está inspirado en mi experiencia y en una decisión que he tenido que tomar con respecto al podcast semanal. Quédate conmigo hasta el final donde te cuento a qué conclusión he llegado.

Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!

 
 

El proceso de creación del podcast

Hace más dos años ya empezaba a escribir blogs semanales con suscripción. Unos meses después, mi marido me regaló un micrófono para que me anime a pasar al formato podcast. Ha sido toda una aventura salir de mi cascarón para compartir mi conocimiento y mi experiencia y mucho más ponerle el cuerpo con mi voz en el podcast. Lo más reconfortante ha sido ver como cada semana, se han ido sumando más y más suscriptores y seguidores en las tres plataformas que sale este material. Sinceramente, el trabajo detrás de la producción del contenido es muy minucioso. Empiezo con una idea, tomo notas desde mi saber y mi experiencia, y luego hago una investigación de cada tema para poder enriquecer el material y ser lo más objetiva posible. Eso queda plasmado en una versión pre-podcast, luego se graba, se edita el audio y un montón de otras cosas más que tienen que ver con la edición del audio y la web, que yo delego, y que hace posible que te llegue todo a ti cada semana.

Mi perfeccionismo y el podcast

Siempre te cuento que soy una perfeccionista en recuperación, creo que ya estoy casi curada pero a veces, esta tendencia hace su aparición y el podcast no queda exento de esto. ¿Cómo se traduce en lo práctico lo que te estoy compartiendo? Cuando se activa el perfeccionismo, mis notas son eternas porque quiero que el podcast incluya la máxima información posible. Me tomo muchas más horas de lo normal investigando. Cuando finalmente tengo una versión que me gusta, me dedico excesivas horas a escribirla para darme cuenta al final que me ha quedado demasiado larga, sesuda, y detallada. No es fácil trabajar tanto para luego tener que sacar de raíz oraciones enteras e ideas que me encantan pero que tengo que descartar para dejar solo las principales. Sin embargo, he aprendido a respirar hondo y volver a empezar si hace falta. Sé que no se trata de ofrecer algo catedrático ni aburrido, sino algo más ligero que pueda agregarte valor. Es ahí cuando mi yo perfeccionista cede frente a la mirada más compasiva de mi yo más madura. La perfeccionista refunfuña un poco pero la adulta en mí la sosiega validando todo lo que se ha estado dedicando pero recordándole que esto te tiene que llegar a ti y no a los altísimos estándares que la perfeccionista se ha auto-impuesto.

Las semanas con un proceso de escritura denso a raíz del perfeccionismo son las menos, de verdad, la mayor parte del tiempo estoy súper relajada, hacemos un trabajo interesante con un cliente u observo algo en mi propia vida, tomo apuntes, leo algo más sobre el tema y en un día o dos voila, el podcast queda listo. La clave en mí es estar en calma, presente, y conectada con mi cuerpo. Si me quedo en el plano mental nada más, hay una ruptura con mi corazón y mi espíritu y todo me parece poco y soy muy criticona de lo que escribo. De verdad que es solo la necesidad de sacarlo al aire la que me empuja a espabilar y salpimentar el proceso con practicidad.

Mis rasgos perfeccionistas 🤓

Te voy a compartir algunas de las características de las tendencias perfeccionistas a ver si te resuenan:

  1. Tener estándares de calidad que se alejan de la realidad
    Yo siempre insisto en esto - en una escala del 1 al 10, una persona ambiciosa puede apuntarle al 10. Un perfeccionista va a intentar hacer todo para llegar al 15 o al 20. Lástima que éstos no existen y el perfeccionista se haya gastado luchando para llegar a un lugar irreal.

  2. Miedo a la equivocación
    Aquí me detengo primero en la palabra miedo. El perfeccionista teme no hacer las cosas bien, teme no pasar el examen que se ha auto-impuesto, y también teme la desaprobación del mundo exterior. En consecuencia, no tolera los errores. Sin embargo, cada caída es una oportunidad para aprender.

  3. Crítico interno despiadado
    Con esto me refiero es a esa voz interior que nos machaca y nos dice que somos un fracaso, que no somos lo suficiente, que no se nos dan bien esto o aquello, entre tantas otras cosas. Esta voz es terrible y puede descorazonarnos y hasta paralizarnos.

  4. Resistencia al cambio
    Muchas veces la sola idea de empujar más allá de lo conocido y arriesgarnos a no hacer las cosas “perfectas” nos asusta tanto que preferimos el calorcito de lo familiar. En vez de lanzarnos al proceso creativo, lo dejamos para cuando llegue el momento perfecto. Como ya he dicho el momento perfecto no existe. Lo importante es dar lo mejor de uno, soltar, y confiar.

  5. Victimización u ofensa frente a las críticas constructivas
    El perfeccionismo trae aparejado muchísimo estrés. Por lo tanto, es probable que cuando alguien te señale algo sobre tu trabajo con buena intención, tú te sientas dolido/a y juegues inconscientemente el papel de víctima (¿Cómo me puede decir esto con todo lo que me sacrifico?)

Si te sientes reflejado/a con algunas de estas observaciones, intenta tratarte con auto-compasión, con amabilidad, y empieza a hablarte con la misma dulzura que lo haría alguien sabio y lleno de amor por ti. Intenta ser más flexible y tolerante contigo. Poco a poco, irás revirtiendo tu perfeccionismo.

Es por esto que he decidido que el podcast salga dos veces al mes. He escuchado a mi yo más lúcida y he llegado a la conclusión que voy a ayudarte mejor encontrándonos cada 15 días. Seguramente tú también disfrutes poder integrar el contenido con más tiempo entre entrega y entrega.

Espero que mi experiencia te ayude a darte permiso a ser más humana/o. Gracias por estar, gracias por ayudarme a crecer, gracias por empujarme a reflexionar y a cuidar mi bienestar junto al tuyo.

Un fuerte abrazo ❤