Volver a ser padres (de uno mismo)

 
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Septiembre en el hemisferio norte es un mes de arranque después de las vacaciones de verano. Tanto estímulo externo hace que se disparen todo tipo de emociones fuertes para niños y adultos.

Lamentablemente, en nuestra educación académica y en nuestros hogares no recibimos un mapa para gestionar estos sentimientos. Nos puede haber pasado que nuestros padres, por más bien intencionados que hayan sido, no hayan encontrado una manera para ayudarnos a aquietar nuestro mundo interior.

Piensa en cuando eras pequeño:

  • ¿Alguien te enseñó a responder a situaciones de estrés?

  • ¿Sabías que la falta de herramientas para lidiar con el agobio en la niñez te puede estar afectando hoy como adulto?

...hablarnos como si fuéramos un padre o una madre llenos de amor y compasión
— Sheryl Paul

Yo aún recuerdo, momentos de muy pequeña donde las emociones me resultaban demasiado grandes, no sabía qué hacer con esos sentimientos. Crecí con mensajes como “ya está, no llores”, “no le des importancia”, “bueno, no digas nada, ya pasará”, “hay cosas peores, vamos, levántate”, “sé buena, tienes que comprender”.

La psicóloga Sheryl Paul explica el proceso de “reparenting”, no puedo encontrar una traducción exacta pero sería algo así como hablarnos como si fuéramos un padre o una madre llenos de amor y compasión, ella lo propone con los arquetipos del padre y la madre.

Kristin Neff, pionera en la investigación de la auto-compasión propone algo parecido, tratarnos a nosotros mismos de la manera que trataríamos a alguien que nos moviliza y a quien queremos ayudar.

Ambos son procesos parecidos y pilares en el camino de la curación a través del cual accedemos y desarrollamos una voz interior amorosa que puede cuidar nuestro mundo emocional con ternura, responder a nuestros pensamientos con discernimiento, y calmarnos hasta encontrar la pausa donde podamos responder a lo que nos acontece con mayor sabiduría.

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La próxima vez que te encuentres castigándote por haber hecho, o no, tal o cual cosa, puedes preguntarte “¿qué me diría la persona más sabia y amorosa que conozco?” “¿qué le diría yo a alguien que quiero mucho en esta situación?” Y lo más importante es que es una herramienta muy fácil que le podemos enseñar a nuestros hijos y que, habiéndolo probado con los míos, les hace muy bien.

Un fuerte abrazo ❤