Aligera tu mochila (parte 1)
Hola …. ¿Qué tal?
A veces cargamos con tanto que sentimos que se nos rompen los hombros. El desafío es tener el discernimiento necesario para saber qué podemos sacar de nuestra mochila para vivir nuestra visión y misión sintiéndonos livianos.
Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!
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Una de mis clientas está muy cansada, no puede dormir bien, y se siente algo estresada. Me decía que para ella trabajar duro y llevar las riendas de todo es parte de su ADN. Es difícil no sentirse indentificad@ en estos tiempos donde acarreamos nuestra largas listas de tareas para cada día – lavadoras, cocina, limpieza, e-mails, favores, compras, ejercicio, trabajo, hijos (si tienes), mascotas (si tienes), y hobbies.
Yo siempre cuento que tuve una terapeuta hace muchos años que me enseñó a preguntarme ¿Y qué? Parece simple pero a mí me costó mucho llevarlo a cabo. Hoy me lo pregunto todo el tiempo cuando me siento bajo presión. Por ejemplo, tengo un montón de mensajes sin contestar y llega la noche y solo contesté el 70 %. ¿Y qué? Si son importantes los contestaré a la mañana siguiente y si no esperaran su turno. Tengo que dar una clase en la universidad pero no pude prepararla como yo quiero. ¿Y qué? Voy a presentar el tema, y dar lo mejor de mí en ese momento, y ya. Hay cuatro palabras que se me vienen a la mente cuando pienso en la tensión y el agotamiento que traen aparejados tantos quehaceres: prioridades, límites, creencias, e identidad. En esta primera parte vamos a explorar las prioridades y los límites. La semana que viene me voy a explayar en las creencias y la identidad que tomamos, pilares fundamentales para nuestra calidad de vida.
prioridades y límites
Las prioridades y los límites están relacionados entre sí. Yo te conté que viví gran parte de mi vida adolescente y juvenil complaciendo a los demás. El problema era que como no era capaz de poner un límite a las demandas exteriores terminaba resintiéndome porque me dejaba última y no llegaba a hacer lo que era realmente importante para mí. Estudiando temas como el estado de flujo y el uso efectivo del tiempo, llegué a muchas conclusiones. La primera es que el tiempo no se usa ni se controla, lo que está en nuestro poder es elegir en donde vamos a invertir nuestra energía y cómo vamos a organizar nuestras tareas en el tiempo que tenemos. Lo que más me ayudó, y confieso que igual no pongo siempre en práctica, es el principio de tareas urgentes e importantes de Eisenhower. ¿Qué califica como urgente y qué como importante?
Importante: actividades que tienen un desenlace relacionado a lograr nuestras metas, profesionales o personales. Piensa en empezar un curso que te ayudará a dominar un tema que te apasiona o comenzar a hacer ejercicio con regularidad o hacer terapia.
Urgente: actividades que demandan nuestra atención inmediata, normalmente relacionadas a los objetivos de otra persona. Son las actividades que más priorizamos porque las consecuencias de no hacerlo son inmediatas. Piensa en cuando contestas los correos electrónicos, el móvil, asistes a reuniones constantemente, o les realizas favores a amigos o colegas.
Tip! ✍️
Haz una lista con todo lo que tienes que hacer. Luego clasifica cada actividad como:
Importante y Urgente
Importante pero no Urgente
No Importante pero Urgente
Ni Importante ni Urgente.
Una vez las tengas clasificadas, organízalas en el orden que te comparto del 1 al 4. Dale prioridad a las 1 y 2. Ejemplos:
Importante y Urgente: una presentación en el trabajo, estudiar para un examen, o pagar el alquiler o la hipoteca.
Importante pero No Urgente: son todas las actividades que contribuyan a la realización de tus aspiraciones y/o metas profesionales o personales a mediano o largo plazo. Empezar un curso para reforzar tus conocimientos o para darle rienda suelta a una pasión, son un buen ejemplo.
y 4. Todo lo demás delégalo, reprográmalo, o simplemente no lo hagas estableciendo límites saludables.
Si quieres aprender a delimitarte, puedes leer esta publicación que escribí sobre límites saludables.
Decir no
Lo importante en este tema es aprender a diferenciar que uno le está diciendo que no a una tarea o acción que la otra persona nos pide y no a la persona que lo pide. Poder decirle que “no” a algo que va a comprometer nuestra tranquilidad, tiempos, y necesidades, es un acto de auto respeto y es lo opuesto a al cuento que nos contaron que para ser queridos y aceptados tenemos que decirle sí a todo. Te doy un ejemplo, como yo soy bilingüe, me piden que traduzca textos largos e importantes muy seguido. Al principio me costaba decir porque me sentía culpable o porque tenía miedo a la reacción en el otro. Luego entendí que decir “en estos plazos me resulta imposible, busca a un traductor” o “no puedo comprometerme a tanto” era la mejor manera de respetar el vínculo que tenía con el otro y conmigo misma. Sé que esto supone un gran desafío, pero empieza a respetarte porque es un acto liberador.
Espero que te haya gustado la primera parte de este blog, si conoces a alguien que le pueda hacer bien, reenvíaselo e invítalo a suscribirse. De esta manera podemos tender puentes para ayudarnos los unos a los otros. Presta atención a la segunda parte porque nuestras creencias y la identidad que tomamos, influye mucho en este tema. Agradecemos tu recomendación por cualquiera de las plataformas que nos escuches. Esto nos hace más visibles y nos motiva a seguir.
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Un fuerte abrazo ❤