“¡Es que yo no puedo meditar!” Mi historia personal y las 3 razones que me impedían meditar
Hace 11 años, estaba súper agobiada, era la mamá de un niño de meses y trabajaba full time en un ambiente muy competitivo. No tenía ánimo para salir con mi compañero o amigos porque toda mi energía estaba puesta en mi bebé y mi trabajo. Me acuerdo repitiendo: “Dios, Universo, Vida, ayúdame a estar más equilibrada, más tranquila”. Más resistía mi agobio, más grande se hacía. Decidí entonces empezar un curso de meditación trascendental.
De solo recordarlo me río, lo único que salía de mi boca era “¡es que yo no puedo meditar!”. No podía dejarme llevar y encima me creí el cuento que la meditación era para otro tipo de gente. Un par de años después, de pura casualidad, conocí el Mindfulness y me encantó, me pareció accesible y sencillo. Empecé a sentarme con una app y fui aprendiendo poco a poco a soltar, a tener tolerancia y autocompasión.
Si no puedes meditar, puede que te esté pasando lo mismo que me pasaba a mí. Te lo comparto, a ver si te resuena:
Intentas silenciar la mente, de hecho haces fuerza para que no aparezcan los pensamientos, cuando en realidad hay que dejarlos ir y venir.
Piensas que hay que sentarse de una manera específica que te resulta engorrosa, sin embargo te puedes sentar en una silla y hasta acostarte (ojo con no dormirte).
Piensas que la meditación es religiosa, cuando en realidad la mayoría de los que la practican no la adscriben a ningún credo.
La app bilingüe con la que aprendí a meditar es Headspace. Es genial por su claridad y su graduación desde lo más básico a lo más pro. La otra app multilingüe que descubrí es Insight Timer, incluye meditaciones para niños y a mí me gusta mucho.
Empieza a disfrutar esta pausa diaria, si hay disfrute estás por el buen camino.