Soltar ¿moda New Age o realidad?

 
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Hola …. ¿Cómo estás hoy?

Esta semana me gustaría invitarte a explorar el término mal y harto usado “soltar” para erradicar las ideas que nos confunden y que podamos disfrutarlo.

Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!


Me gustaría empezar haciendo una confesión mega personal. Hace muchísimos años, quería lanzar un proyecto al que le daba vueltas y vueltas, me daba miedo, no me animaba y por otro lado, moría de ganas de hacerlo realidad. Empecé a trabajar en éste tímidamente hasta que me obsesioné y lo único en lo que pensaba es en que salga bien. Un día mi terapeuta me lanza un:

Suelta, deja que las fuerzas más grandes que tú, actúen.
 
 

Su comentario me hizo sentir desencajada. ¿Cómo voy a soltar si tengo muchísimo que hacer? ¿De qué fuerzas me habla? No lo pensé más y me dije “es budista será por eso”. Aquí viene la parte donde les confieso que como no entendía todo este asunto de soltar, hice lo opuesto, seguí y seguí como venía, hasta que colapsé. ¿Qué hice? Insegura y agotada, me rendí. Muchos años después, habiendo conocido el Mindfulness, meditando a diario, y adentrándome en la Psicología Transpersonal, entendí la idea de soltar y al día de hoy agradezco la libertad que siento al practicarla en todo lo que hago.

Soltar en la Psicología Transpersonal

Desde la Psicología Transpersonal, soltar significa desapegarse. Lo contrario a esto es aferrarse, es quedarse pegado a una idea fija de cómo deben resultar las cosas, es quedar adherido a personas que por nuestra salud debemos dejar ir, es quedarse enganchado en situaciones que nos hacen sufrir. Claro, que si nos dicen “suelta, da vuelta de página” no nos resulta nada fácil porque si tenemos una tendencia al apego, estamos habituados a vivir de esa manera. No se adopta el desapego en un abrir y cerrar de ojos. Hay que aprender a cambiar nuestros hábitos emocionales para vivir de una manera más saludable. S.O.S ¿cómo? Lo que sucede normalmente, es que tenemos un disparador, creamos una rutina en base a éste y esperamos nuestra recompensa. Por ejemplo, tenemos un examen, nos disponemos a estudiar con dedicación, nos alegra que nos califiquen alto. Otro ejemplo, empezamos una pareja, nos esforzamos para que funcione, nos cunde sentirnos queridos y necesitados.

La recompensa

La idea de soltar está relacionada con el desapegarse a la recompensa que obtendré, es decir al último eslabón de mi forma habitual de actuar. Por ejemplo, me gustaría empezar un emprendimiento, planifico mis acciones y las llevo a cabo pero suelto mis expectativas de cómo tiene que resultar todo. Disfruto la tranquilidad de que estoy dando lo mejor de mí. Soltar no tiene nada que ver con la apatía y mucho menos con renunciar a algo, es más bien actuar desde un lugar sosegado, tranquilo, con consciencia plena y atenta a mis circunstancias. Esa manera de encarar la vida me da confianza. Hay algo aún más importante a tener en cuenta cuando “no suelto” y es que si quedo entrampada en la satisfacción que me dan las recompensas externas – la validación de mis profesores, jefes, pareja, sociedad, de un sueldo, de cómo me veo, y demás – dejo de creer en mi, pierdo contacto con mi sabiduría profunda. Si te amo, lo hago porque quiero lo mejor para ti, sé lo que valgo, no necesito ser el centro de tu universo para que me lo corrobores.

Perfeccionismo y Control

Sumado a lo anterior, hay dos rasgos de la personalidad que hacen difícil el acto de soltar el cómo resultarán las cosas. Uno es el perfeccionismo, la necesidad interna de actuar sin cometer ni el más mínimo error o de matarme en el intento para que todo este impecable. Cuando actúo desde ese lugar no estoy relajada, estoy agarrándome fuertemente al cómo debe ser todo de una manera tan tensa y rígida que pierdo la alegría en mi proceso y quedo desorientada respecto de mi visión inicial. Me obsesiono tanto que no avanzo en pos de la perfección. ¿Qué vamos a hacer entonces, apegarnos al perfeccionismo o soltar y progresar? El otro rasgo que dificulta el soltar es querer controlarlo todo. La necesidad de tener todo bajo control nos da la falsa ilusión de que nosotros y los que amamos estamos a salvo. Trabajamos maníacamente porque nos da la sensación que así sí vamos a lograr lo que deseamos, no confiamos ni en los demás, ni en la vida, ni en las fuerzas más grandes que uno, de las que me hablaba mi terapeuta. Nuestro cerebro esta tieso como un puño apretado. Nos metemos en el camino de nuestros hijos, pareja, e incluso amigos porque pensamos que ellos por si mismos no podrán con todo. ¿El resultado? Quedamos agotados, tristes, vacíos y ansiosos. Les di mi propio ejemplo al principio de este blog, soltar en ese estado es una palabra alienígena.

Soltar la idea de soltar

Hay esperanza, si la idea de soltar les resulta incomprensible, suéltenla completamente. No podemos forzarnos a “soltar”, esto tiene que ser natural, si lo hacemos de un lugar resistente a la idea y que no es auténtico, lo que queremos dejar ir va a volver con más fuerza. El quid de la cuestión es lo que hay detrás del rechazo a soltar. Normalmente, hay miedo a sufrir: “si no lo hago perfecto, me descubrirán”, “lo hago yo porque no confío en que los otros lo hagan bien”. El temor, la ansiedad, el nerviosismo, la rabia y todas las emociones fuertes que nos generan la desconfianza a soltar están apuntando a lugares dentro de nosotros que necesitan nuestra atención para sanar. El proceso de ir sacando velos hasta llegar a la raíz del tema es muy personal de cada uno y con la ayuda adecuada se puede lograr.

El miedo a soltar tiene que ver con el miedo a lo desconocido y nuestra necesidad de certeza.

Solo diré en este espacio que normalmente el miedo a soltar tiene que ver con el miedo a lo desconocido y nuestra necesidad de certeza. Les dejo la oración anterior para que la mediten y que evalúen como se manifiesta en sus vidas. Les aseguro por experiencia propia y por acompañar a otros que cuando aflojo el puño cerrado y relajo mi pecho, creo un espacio interior tan grande que me permite ver que sí puedo, que sí voy a dar lo mejor de mí y que sí me puedo relajar con el resultado porque pase lo que pase, todo está bien. En la meditación, el ejercicio, la contemplación, y el tiempo en la naturaleza encontrare la pausa que me de confianza para que soltar me resulte posible.

Un fuerte abrazo ❤