Vergüenza en el propio cuerpo

 
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Hola …. ¿Cómo estás hoy?

Este tema me lo sugirió una suscriptora que con una honestidad brutal me dijo “habla de lo traumático que es pensar en ponerse bikinis y bañadores en el verano por favor”. La idea de este blog es empezar a aliviar la noción de que uno nunca es lo suficiente, que una(o) nunca llega a la vara de medición que nos autoimponemos, y sobre todo, lo más duro de todo que es convertirnos en enemigos(as) de nuestro propio cuerpo.


Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!

 
 
 

Les cuento lo que me pasó a mí al respecto porque les puede resonar a ustedes y me ayuda a graficar. Mis padres siempre fueron muy autoexigentes con su cuerpo. En mi casa, yo era pequeña y escuchaba a mi padre sugerirle a mi madre que no coma esto o aquello porque iba a engordar o porque la veía un poco más gorda. Mi padre simplemente repetía conductas ya que creció en una familia donde tener unos kilos de más era sinónimo de falta de clase y eso nunca se cuestionó. Mi madre vivió martirizada por este tema, lo que pienso mientras escribo es que ella antes de conocer a mi padre se sabía bonita pero al conocerlo, su autoestima en este aspecto cayó en picada. Paradójicamente, mi padre a mí nunca me dijo nada. Sin embargo, mi madre sí me torturó con esto de la delgadez. Nuevamente, no le echo la culpa, ella se compró la idea que para ser guapo y tener estilo había que ser magro y su terror era que yo no encajase en ese molde al desarrollarme. Jamás se le ocurrió cuestionar a mi padre, jamás pensó que la cultura se estaba aprovechando de su debilidad en esto haciéndola consumir regímenes, tratamientos, y mil cosas más.

En este punto me gustaría detenerme en el concepto de “trauma”, que proviene del griego “herida”. Por lo tanto podríamos decir que es la herida psicológica que deviene a un disparador donde hubo desde desastres y abusos hasta dolor y estrés. Este se puede tratar pero el dolor se perpetúa por su falta de gestión y resolución. Es por eso que voy a decirlo bien claro, busca ayuda profesional para sanar, y busca un tipo de asistencia que sea empática y que sirva de contenedor para ti en el proceso. Imagínenme a mi pequeñita observando a mi padre, que a ese temprana edad era mi ídolo, y evidenciando como criticaba a mi madre corporalmente. ¿Cómo les parece que reaccionaba mi yo niña? Con terror a ser gorda. La sola idea de no llegar a la altura de sus expectativas me llenaba de una angustia inconmensurable. Ahora los invito a imaginarme a mí adolescente con una madre que se auto flagelaba con las dietas más terribles y que me decía que ser atractiva era sinónimo de ser flaca. ¿Qué creen que hice? Dejé de comer. Si para encajar, gustar, y ser aceptada era necesario ser flaca, lo iba a ser cueste lo que cueste. Era una adolescente con todas las inseguridades típicas de ese momento vital, y que aún no había logrado diferenciarme de mis padres y crear mi identidad.

Con el paso de los años, me genera tanta compasión la jovencita esbelta y hermosa que fui pero que era incapaz de ver. ¿Lo pude solucionar? Sí ¿Sola? No, con una coach ¿Rápidamente? No tanto ¿Hay luz al final del túnel? Totalmente.

Ahora, les pido que se fijen en el círculo vicioso del que les hablaba antes:

Disparador: ideas perniciosas en mi hogar de niña, rechazo y crítica al cuerpo que no era flaco.

Reacción: sentimientos de vergüenza y aislamiento, privaciones alimenticias.

Resultado: malestar, estrés, y ansiedad. Nada era suficiente y esas reacciones de arriba eran poco sostenibles.

A mí me tocó vivenciarlo directamente en mi casa. ¿A ti quién o qué te hirió? ¿Qué te hizo sentir que no eras hermosa/o? ¿Quién te mintió haciéndote creer que te faltaba mucho para entrar en el círculo de los bellos/as? A lo mejor un compañero, amigo, vecino, entrenador se rio de ti o se refirieron a tu cuerpo con un comentario doliente que cambió la percepción que tenías de tu cuerpo y que no pudiste olvidar. Quizás la clave para encajar en un grupo era tener una talla chica y te contorsionaste para ser aceptado/a. A lo mejor te denostaron en otro plano pero tú lo canalizaste en tu cuerpo. A lo mejor te comparaste con modelos, súper estrellas, e ignorante de sus padecimientos, empezaste el tuyo. Solo tú lo sabes y solo tú lo recuerdas. Lo que espero que vaya quedando al descubierto es que normalmente existió un hecho que nos impactó del tal manera que dejó una herida muy grande dentro nuestro. El primer paso es separar lo que aconteció de nuestra respuesta. En mi ejemplo, mis padres vivían pendientes de la validación del afuera. Mi respuesta era una sobre adaptación a sus estándares. Solo cuando pude separar que esos valores eran de ellos y no míos, pude empezar a ver lo qué es importante para mí.

Los invito a decir “eso fue una interpretación errónea mía cuando sucedió/vi (completa con tu experiencia) Yo valgo mucho y eso no tiene nada que ver con cuanto peso”. Pregúntate “¿qué me hubiera dicho el adulto más sabio y amoroso del mundo si hubiera estado a mi lado en esos tiempos de tanto auto rechazo?”. Tal vez empieces a escuchar la verdad de una vez “eres bella/o, tienes tanto para brillar, tienes tanto para dar, tu cuerpo es donde residen tus gemas, búscalas, eres un alma con este cuerpo” No me gustaría pasar por alto que el juez más despiadado con nuestro cuerpo somos nosotros mismos mirándonos al espejo. Entonces hay que empezar otra vez, hay que enamorarse de uno en su totalidad y dejar de micro analizarlo todo. Hay que mimarse, hay que cuidar lo que nos decimos, hay que agradecer todo lo que nuestro cuerpo es capaz de hacer. Si decides tener una alimentación más limpia, y una vida más activa, hazlo pero solo si es desde un lugar de completo amor por tu cuerpo y no de auto repulsión. Voy a finalizar con algo que leí de la cantante Lizzo que me encantó. La artista fue atacada por su cuerpo en las redes sociales. Ella contestó que se cuida y ejercita pero no para tener el tipo de cuerpo que algunos desubicados y faltos de vida interna esperan de ella sino para tener el cuerpo que para ella es ideal. Bravo por Lizzo, esa es la actitud.

Si conoces a alguien que está sufriendo por este tema, reenvíale este artículo e invítalo a suscribirse al blog. La idea es ayudarnos unos a otros. ¡Gracias!

Un fuerte abrazo ❤