Aburrimiento y apatía en el trabajo

 
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Hola …. ¿Cómo estás hoy?

Esta semana les dedico el tema a todos los que les preocupa sentirse aburridos con su trabajo y próximamente escribiré sobre apatía en la pareja.

A ver si te suena la imagen que se me viene a la cabeza. Es domingo al mediodía, estás compartiendo una deliciosa comida en familia, la sensación de bienestar y de libertad que experimentas es enorme. Sin embargo, a medida que baja el sol, el estómago se te hace un nudo, sientes un malestar como mar de fondo, y la cabeza se te llena de imágenes de lo que será el lunes. De solo pensar en tener que levantarte y vestirte para ir al trabajo, tu cabeza y tus hombros caen hacia adelante con la resignación de que tienes que enfrentarte a una jornada laboral tediosa, gris, y eterna.

¿Suena familiar?

Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!

 
 
 

De acuerdo a un artículo de Udemy for Business (link debajo) el 43% de los trabajadores padecen bore-out o “aburrimiento crónico” palabra que acuñaron consultor Philippe Rothlin y el filósofo Peter Werder. Seguramente, esta palabra les suena familiar porque es parecida a la más conocida “burn-out”. Sin embargo, son palabras opuestas. El burn-out surge cuando de tanto empujar, trabajar, y maquinar, el estrés termina haciendo sentir a quien lo padece que está “quemado”. Estas personas no dan más, no pueden lidiar con más, y padecen un agotamiento a todo nivel que muchas veces deviene en estados ansiosos. El bore-out es el estrés que las personas experimentan cuando no se sienten desafiadas, cuando han estado viviendo en su zona de confort durante mucho tiempo, y cuando los invade la apatía por lo que tienen que hacer en su día a día. El bore-out también puede desencadenar angustia, tristeza, y mucha intranquilidad en quien lo sufre.

Hay muchas cosas que uno le puede aconsejar a quien está aburrido y apático en su trabajo pero quien lo padece no encontrará la solución fuera de el/la sino dentro. Es por eso que el primer paso es reconocer que se está sufriendo y el otro pedir ayuda para trabajar sobre sí. Cuando me comparten estas emociones mis clientes, muchas veces me dicen que quieren dar el portazo y renunciar a sus trabajos. Otras me dicen que están furiosos porque no solo se sienten desmotivados en sus trabajos sino que llegan a casa y se desploman en el sofá, no tienen ganas de compartir con su familia, y hasta se cuestionan si están en la relación correcta. Aquí quiero hacer una pausa sagrada, que respiremos hondo juntos, y que tomemos conciencia que aunque sea mucho más fácil proyectar nuestra frustración, apatía y aburrimiento en el otro y en el afuera, el trabajo empieza por mirar dentro. ¿Qué es lo que se manifiesta físicamente? ¿Qué es lo que no puedo expresar? ¿Qué es lo que estoy evitando hacer? ¿Qué comportamientos me están hundiendo cada vez más? ¿A qué le temo tanto?

Jack Kornfield, maestro de Mindfulness, dice algo genial al respecto del tema “El aburrimiento proviene de la falta de atención (la dispersión). Con él también encontramos inquietud, desánimo y enjuiciamiento. Nos aburrimos porque no nos gusta lo que está pasando o porque nos sentimos vacíos o perdidos. Podemos reconocer el aburrimiento y dejar que sea un estado para explorar”. Hay que investigar junto a quien este atravesando este estado qué es lo que está pasando. Hay veces que le dimos nuestro poder a los que nos vendieron que debíamos ser y no honramos lo que deseábamos hacer. Hay otras veces que no nos quedó otra opción que desoír el rugido de nuestro deseo interior por necesidad, porque había que poner el pan sobre la mesa, por ejemplo. Tal vez presas del perfeccionismo y de tenerlo todo bajo control, se apoderó de nosotros la inacción y decidimos optar por lo que en ese momento era más fácil. En cualquier caso, la invitación es a hurgar dentro para ver que está esperando pacientemente ser sanado.

Se necesita mucho coraje para contactar con nuestra vulnerabilidad pero es ahí donde reside la gema que nos hará vibrar alto. La investigadora Brene Brown nos dice “La vulnerabilidad no es debilidad. Yo la defino como el riesgo emocional, exponerse, dudar… (…) Es el motor de nuestra vida cotidiana …(…) Ser vulnerable es dejarnos ver, ser sinceras/os. (…) La vulnerabilidad es donde nace la innovación, la creatividad, el cambio”. Es decir, no podemos ir por la vida haciendo como que todo está bien, solo estoy aburrido, al menos tengo trabajo, otros ni siquiera lo tienen, solo hay que ser pacientes. Eso es falsa gratitud y satisfacción. Es necesario detenerse a ver que hay que mirar a los ojos para cambiar nuestra situación actual. Cuando el deseo de revertir la apatía laboral, de la mano de un buen profesional, es más grande que el miedo, surge la curiosidad, la lucidez y la valentía. Cuando nos hacemos cargo de lo que tenemos que trabajar dentro, se hace claro lo que acontece fuera. Recién ahí se pueden planear estrategias de cambio en el entorno. Y si se están preguntando si ustedes podrán, la respuesta es un fuerte “Sí, claro, y te lo mereces” El momento de empezar es ahora.

Voy a finalizar con una frase de mi mentor en coaching, el gran Tony Robbins “El único viaje que es imposible es el que nunca comienzas”. Te tiendo la mano, tú puedes, tienes los recursos, tienes el talento, tienes la destreza, ahora despiértalos.

Si tienes un/a amigo/a que se pueda beneficiar con esto, reenvíale el podcast. Gracias.

Un fuerte abrazo ❤

Udemy Workplace Boredom Study (2016)