Apatía y aburrimiento generalizado
Hola …. ¿Qué tal?
Este blog está inspirado en una consulta sobre alguien que tiene ganas de cambiar y emprender pero que se siente estancado, un poco apático y hasta aburrido con su propia vida tal y como es.
Estas emociones tienen muy mala reputación, y no es eso solo, sino que asustan a quienes las padece. Sin embargo, hay que distinguir entre sentirse desinflado ocasionalmente y sentirse así de forma casi crónica o por un período prolongado.
Vamos a hablar desde los dos ángulos y como siempre, este espacio es una invitación a desenmascarar lo que se esconde debajo de esas emociones.
Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!
¿Se acuerdan cuando eran niños y de repente no tenían nada que hacer? ¿No se oyen quejándose a sus padres “mamaaaaaaaaa, papaaaaaaaaaaa…estoy aburrida”? Me rio porque cuando éramos pequeños yo era muy tranquila y mi hermano muy movido. Aún recuerdo a mi hermano inquieto alzando su voz “mamá estoy aburrido, hazme un sándwich, dame algo”. Estar así para mi hermano era insoportable y como no sabía gestionarlo lo tapaba comiendo y consumiendo. Ahora les pregunto a ustedes, cuando de a ratos se sienten aburridos o apáticos, ¿no buscan distraerse de maneras poco saludables también? Tal vez se les da por comer, beber, navegar sin cesar en las redes, comprar sin necesidad y hasta distraerse con otros “amores”.
Es importante dejar bien claro aquí que no hay nada de qué avergonzarse cuando uno siente esa sensación de estancamiento, es la vida misma que está respirando por nuestros poros. Esas experiencias las hemos tenido y tenemos todos. La invitación es a transitar el camino del medio “hoy me siento así/ estoy pasando por esto momentáneamente, ya pasará/ no hay nada que arreglar y nada de qué preocuparse”. El problema es que cuando nos creemos rotos por estar apáticos, aburridos y sin avance, la tendencia es oscilar entre el rechazo a sentirse así en un extremo y en el otro a sucumbir a esas emociones y actitudes. Y es ahí donde se arma el lío porque tanto el rechazo como el quedar pegados y enganchados a esas emociones, nos puede llevar a tapar esos sentimientos de maneras poco convenientes.
Pema Chodron nos dice que el camino consciente aparece cuando nos movemos en dirección a los lugares que nos asustan. Hay que mirar a lo que nos hace mal a los ojos y aprender a relacionarse con eso desde un lugar de consciencia plena y no siendo víctimas de él. Cuando aprendemos a desarrollar una presencia que observa sin juzgar la impaciencia que sentimos en momentos de apatía y aburrimiento y lo mal que nos tratamos diciéndonos cosas como “algo anda mal”, “es una locura sentirse así”, “no eres lo suficiente”, “huye de eso”, “destiérralo” somos capaces de despertar del trance. Es en ese lugar donde uno se da cuenta que hay mucho espacio para trabajar sobre sí para encontrar que hay detrás de tanto malestar. Las preguntas que nos podemos hacer desde ese lugar lúcido son “¿Qué me quiere decir esto? ¿Qué estoy evitando? ¿Qué necesita salir a la superficie?
Como dije al principio, a veces, el aburrimiento y la apatía son pasajeros. Estamos tan acostumbrados a ir de aquí para allá, de hacer, lograr y conseguir, que cuando paramos nos sentimos raros. ¿No han visto nunca a alguien muy ocupado que cuando se va de vacaciones se aburre? Y sin embargo la alquimia más jugosa se da en los momentos de mayor relajación, de quietud, y de encuentro con uno mismo. La doctora Lissa Rankin dice “Siempre que busco estímulos fuera de mí, me decepciono. Sin embargo, he notado que cuando puedo enfocarme en el presente y abordar mi vida desde un lugar de gratitud, mi forma de pensar cambia de una sensación de carencia a una de generosidad, y cuando veo mi vida como abundante, ya no me aburro”. Para vivir agradecidos necesitamos pausar, para vivir en el aquí y ahora, necesitamos bajar muchos cambios, para crear hay que poder soportar los momentos de inacción de la ante sala.
Otra cosa muy diferente es cuando uno está apático y hasta aburrido porque no se anima a dar el paso de lo que tanto anhela. A mí me pasó y lo recuerdo perfecto. Tenía un trabajo en el que era valoraba y me iba bien pero me aburría. Vivía en un lugar que se prestaba para salir y hacer actividades al aire libre pero no sentía ninguna motivación para hacer nada. Mi marido y yo, como todas las parejas, hemos pasado por todas las etapas, pero en esa en particular, yo me sentía apática, no colaboraba ni un poco con la relación. En apariencia estaba en una fase donde me daba todo lo mismo, escarbando un poco más, estaba evitando tomar el toro por las astas y hacer unos cambios que necesitaba y que me pedía mi ser desde las vísceras.
Les cuento mi experiencia para ver si les resuena. ¿Cuántas veces sabemos lo que tenemos que hacer pero le damos nuestro poder al miedo? Dudamos tanto de nuestra capacidad que nos acorazamos en la apatía, en el aburrimiento, y en la inacción. Es fuerte pero si realmente creyéramos en nosotros mismos nada nos detendría para actuar en pos de nuestras metas. Es ahí donde hay que trabajar, es ahí donde hay que sacar capa sobre capa para llegar a la causa raíz que nos impide honrar la vida. ¿Es fácil? Claro que no, ¿vale la pena? Claro que sí. ¿Se puede? Por supuesto. Hay personas que se dan cuenta solas de que tienen opciones para dar el salto de fe que le ayudará a ser proactivos. Otras veces se requiere de la ayuda de un profesional que guíe con claridad a discernir. Lo importante es caer en la cuenta que muchas veces lo que parece simplemente apatía generalizada, es nuestra manera de evitar modificar lo que se requiere y de ponernos límites como un padre que le dice al hijo “vamos, levántate, y haz lo que tienes que hacer”.
El aburrimiento pasajero puede ser la llave de entrada al encuentro con nuestra naturaleza esencial. El aburrimiento y la apatía crónicos son invitaciones a trabajar para ver que se oculta detrás – qué miedos, qué inseguridades, qué rabia, qué ansiedad. Para ir redondeando me gustaría alentarte para que cuando te sientas desinflado/a, hagas algo en lo que creas con tu alma, te dará miedo porque el ego te tratará de convencer que no vale la pena o que no tienes lo que se requiere, pero ten presente que al ego no le interesa tu despliegue humano. No hay lugar para el aburrimiento cuando te involucras en lo que es verdaderamente hermoso para ti, reclama tu valía, y si no puedes solo, pide ayuda, te lo mereces. Hay una frase de Saul Bellow en “Las aventuras de Augie March” que me encanta y me sacuden y seguro te pasará lo mismo "El aburrimiento es la convicción de que no se puede cambiar... el grito de las capacidades no utilizadas"
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Un fuerte abrazo ❤