Aburrimiento y apatía en la pareja

 

Hola …. ¿Qué tal?

Gracias por los mensajes sobre aburrimiento en el trabajo, ¡cuánto ha salido y cuánto hay que seguir desarrollando! Lo prometido es deuda así que hoy vamos a echar luz al aburrimiento en la pareja.

Si dijese “levante la mano quien jamás se sintió aburrido con su pareja”, creo que no habría ni una mano alzada. Bueno… pensándolo mejor, las parejas que recién empiezan o que tienen poco tiempo juntos suelen tener mariposas en la panza todo el tiempo. De todas formas, aclaro para las almas con tendencia más ansiosa, que puedes estar en una relación de pareja nueva y tampoco sentirte entretenida todo el tiempo. Vamos a volver a este punto.

Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!

 
 

A mi me pasó

Les cuento lo que me ha pasado a mí. Cuando era muy joven, perdía el entusiasmo en mis parejas rápidamente. No puedo explicarlo, de pronto los encontraba guapos pero sosos o sin mucho sentido del humor o sin iniciativa. ¿Qué hacía? ¿Se acuerdan cuando les contaba que el cerebro ante el estrés suele responder de tres maneras – lucha, huye, o se paraliza? Primero me paralizaba, es decir, metía la cabeza debajo de la tierra y seguía en la relación desoyendo mi miedo. “Después de todo es un chico bueno”, me decía, pero el problema es que no podía parar mi cabeza, con lo cual después de un tiempo huía despavorida. La posibilidad de hablar con el otro, en ese estado de tensión, me resultaba intolerable, hacerme cargo de qué tal vez fuera yo la que esperaba pasivamente a que la diviertan, menos que menos, si hay algo de lo que me he jactado siempre es de mi sentido del humor. Sin embargo admito que no era la misma con mis amigos que con mis ex.

Hay otro punto que es clave aquí, cuando empezaba a dudar si seguir o no con mis ex parejas, tomaba esa duda como un motivo certero de que algo andaba mal. Jamás se me ocurrió pensar que estaba proyectando mis miedos en ellos. Tenía la falsa idea de que cuando uno estaba con la pareja correcta no tendría dudas y todo tenía que ser perfecto, y como ya dije hasta el cansancio no existe la perfección, y yo desde luego estoy lejos de serlo, empero, era más fácil cuestionar al otro y no mirar hacia dentro mío.

A ti también

Yo les cuento esto porque siempre a través de otro podemos identificarnos y escuchar con curiosidad para ver qué nos sirve y qué no. Y también tengo clarísima las voces del otro lado que me dicen “Georgi, pero lo mío es distinto a lo tuyo, ya no lo soporto más, no aguanto que se me acerque” o “siempre está cansada, no tiene ganas de nada, me aburre, esto se convirtió en una rutina insoportable”. Y a eso le sigue otro comentario “estoy muy angustiado, creo que es hora de separarnos, tengo una vida por delante, necesito ser feliz” o “me la paso mirando a otras personas, estoy distraída, eso tiene que ser una señal de que esto no da para más”.

Pausa

Los estoy oyendo, les doy la mano, pero ahora, pausemos y respiremos. Sí, por supuesto que hay banderas rojas en las relaciones, de esas que dicen, “sal de ahí ya mismo”. Cualquier tipo de violencia física o verbal, de chantaje emocional y de manipulación, y también las diferencias en valores irreconciliables son motivos de ruptura. Punto. Ahora, los que nos convoca en este blog son dos personas que se quieren pero están alarmadas porque las cosas no son más como al principio cuando se reían, salían, hablaban hasta largas horas y tenían una sexualidad activa.

Qué pasa cuando después de un tiempo la sensación es que se perdió la magia? Sinceramente, como yo pasé por eso tantas veces con mis ex y con mi marido, y como lo he tratado tanto en terapia haciéndome esas mismas preguntas, siento que es mi deber decir que primero hay que trabajar sobre sí. A lo mejor estaban esperando algo más original de mí pero no, lo siento, hay que hacerse cargo de los propios “demonios”, de los miedos, de la ansiedad, del origen de las expectativas imposibles puestas en el otro. Los invito a pensar en el comienzo de sus relaciones, ¿no les parece normal que al principio uno/a se sienta curiosa, en carne viva, abierto, dispuesta a explorar, conocer y compartir con el otro ser con nos gusta tanto? La sensación va desde las tripas revueltas porque uno/a quiere ser correspondido por el otro/a, o con la cabeza en las nubes porque se nos ha puesto en un pedestal. Que pase el tiempo y la relación vaya mutando es natural. Una vez una terapeuta me dijo “al principio veías luces y sombras y te atraía lo desconocido. Ahora lo ves más nítidamente. ¿Qué vas a hacer? ¿Saldrás corriendo en busca de una nueva relación que te aporte la adrenalina de lo desconocido? ¿Te quedarás aquí con esta persona que elegiste y ahora conoces mejor y te ama?”

No eres tú, soy yo

Las rutinas, lo cotidiano, lo conocido hay que condimentarlo porque si no, nos aburrimos, eso es tan cierto para las parejas como para la vida en general. Imagínense comiendo lo mismo todos los días durante meses o años, ¿no se sentirán hartos de eso? Entonces ¿si en vez de analizar tanto a la pareja con una lupa, nos miramos para adentro y nos preguntamos qué nos está impidiendo tomar la iniciativa, qué nos está empujando a repetirnos, qué pasa que no condimentamos la relación con un poco de sal y pimienta? Ahora estoy oyendo los “no sé Georgi, él cambió, antes era diferente, ahora está hasta apesadumbrado” o “el tiempo me demostró que la mujer dulce que conocí ahora está hecha una bruja que me critica todo el tiempo”. Pausemos otra vez, ¿el otro está retraído, pero qué le habrá pasado? ¿Qué estará atravesando? ¿Qué le aporto yo a ese estado de ánimo? ¿Ella era dulce y ahora te critica? ¿Tú qué haces o no haces que antes hacías? ¿Le has preguntado qué le pasa y qué le ayudaría? Estas son preguntas para relativizar lo que parece escrito sobre piedra. Una vez le compartí a una terapeuta que cuando se acercaba mi compañero, yo me ponía dura, distante y desapegada. Ella me preguntó “no lo analices tanto mentalmente, ¿si pones la mano en el corazón que sientes?” En ese tiempo, yo estaba pasando por un momento de crisis personal y me costaba abrirme. Como aun no entendía lo que me estaba pasando, no podía ni expresarme, y esas respuestas corporales, las tomaba como una señal de que la relación ya no iba más. Gracias al trabajo sobre mí, entendí que el cuerpo reaccionaba así no porque el problema fuera mi compañero sino porque yo estaba atravesando un desafío que era mío y solo mío.

Cultiva tu compromiso

El aburrimiento y la apatía en la pareja aparecen principalmente cuando tenemos algo que resolver en nuestras propias vidas pero no nos hacemos cargo, y cuando esperamos que el otro nos haga felices sin mover un dedo nosotros mismos. Es casi como un empecinamiento en que el otro pase la prueba de cómo hacerme feliz y si no “adiós”. Wow, cuánta expectativa puesta en el otro. Tony Robbins, mi entrenador de Coaching, me enseñó algo maravilloso y es que las relaciones de pareja bellas no son el resultado de la buena suerte ni de una gran química entre los dos que se aman. Las relaciones extraordinarias, duraderas y saludables son el resultado de las ganas de trabajar juntos por ese amor, de la determinación y de tomarse el tiempo para apreciar lo que los hace únicos y maravillosos. Y enfatiza:

“Pon siempre a tu amante primero, ¡no se trata de ti! Cuando desarrollas la habilidad de la comprensión sincera, te vuelves consciente de la vida interior de tu pareja. En lugar de ser un observador y un crítico, sientes lo que sienten y descubrirás el placer más profundo en tu relación. No solo estés físicamente presente, está completamente presente, dándole a tu compañero toda tu atención. Cada vez que pierdas la confianza, el interés o el compromiso, desarrollarás comportamientos de crítica y rechazo hacia el otro. ¡Mantente conectado! Cultiva tu compromiso como lo harías con una flor preciosa”.

Tony Robbins

Espero que te haya ayudado, y como siempre digo, si conoces a alguien que le pueda hacer bien este blog, reenvíaselo.

Un fuerte abrazo ❤