Mi cuerpo y yo (Parte 3)
Hola …. ¿Cómo estás hoy?
Mientras escribo sonrío porque no me imaginé cuando escribí el primer “mi cuerpo y yo” que iba a tener tanta repercusión. La relación con nuestro propio cuerpo es un tema vasto. Desde el auto rechazo a olvidarlo por completo escapándonos en nuestros pensamientos a cómo afecta diferentes áreas de nuestra vida, entre éstas nuestra sexualidad.
Y si no trataremos este tema desde un punto genital, ni de orgasmos, ni de técnicas, ni de resultados… ¿entonces cuál será el enfoque?
Puedes oír el podcast con este reproductor, o si prefieres la lectura tienes debajo una versión escrita. ¡Que lo disfrutes!
La repulsión internalizada de nuestro propio cuerpo (o partes de él), nos impide tener una sexualidad saludable y reconfortante. Volver a nuestro cuerpo con cuidado, empatía y amor, es la llave que nos ayudará a reavivar la llama en este aspecto. Y no me refiero a este tema desde un punto genital, ni de orgasmos, ni de técnicas, ni de resultados, no, para nada, el enfoque lo estoy poniendo en la celebración de nuestro cuerpo, tal y como es. La invitación es a abrazarlo en todos sus colores, a poder mirarlo desde una perspectiva que nos permita experimentar con lo que es y el infinito potencial de lo que podría ser si tan solo aprendiéramos a vivir agradecidos en y con nuestro propio cuerpo.
Escucho tantas historias de sufrimiento porque me cuentan que sus cuerpos los avergüenzan, que les produce ansiedad, inseguridad y miedo al rechazo. Hay tantas almas sensibles que prefieren privarse de una relación sexual sincera y saludable por “miedo a ser descubiertos”. “Si me voy, o lo/a evito/a, creerá que soy tan perfecto/a como me ve y entonces estaré a salvo”. Y sin embargo la otra persona, lo último que quiere es a un ser perfecto (dicho sea de paso, no existe), lo que desea es una común unión, amatoria, entrañable y hermosa. ¿Se acuerdan de cuando eran chicos y se sentían libres, seguros, y felices en su propio cuerpo? Es ahí a donde hay que volver. Para liberarse y amar al cuerpo sexualmente hay que despojarse primero de todas las presiones que nos mantienen escondidos, hay que recuperar la dicha en nuestra experiencia sensorial.
Es por eso que hay que trabajar tanto nuestra relación con el cuerpo. Hay que ir sacando capa sobre capa para encontrar en qué parte de nuestro camino le dimos nuestro poder a quien nos lastimó, y/o nos menospreció. Necesitamos echarle luz a la causa raíz que impacta sobre este tema, y empezar a nombrar las cosas por su nombre para poder actuar. A veces el miedo al rechazo corporal se ve en generaciones familiares que se auto apremiaron para encajar en un molde cultural, otras fue el contorsionarse para entrar y agradar en un contexto social determinado, y ni que hablar del tabú generalizado que ha sido históricamente conectarse con el cuerpo sexualmente. Sin embargo, con compasión y atención plena podemos despertar de los condicionamientos, y mensajes adquiridos, y arropar una presencia abierta, relajada, tierna, y placentera.
La semana pasada hablábamos de lo mucho que habitamos nuestra mente y lo olvidado que tenemos el cuerpo. Imagínense que lugar queda para una sexualidad saludable cuando vamos estresados, ocupados, y cansados por la vida. Cuando la relajación sexual nos pide simplemente estar presentes, conectados con el aquí y ahora, con todos los sentidos abiertos, sin ningún objetivo más que estar, nuestros hábitos nos mantienen haciendo todo lo contrario. ¿Cómo? Atormentándonos con el pasado y el futuro, trabajando hasta al agotamiento, preocupándonos, y agobiándonos a tal punto que nuestro cuerpo es como un puño cerrado fuertemente. ¿Qué podemos hacer? Pausar a diario, regalarnos unos minutos para volver al cuerpo. Si no tenemos unos minutos para pausar entonces hay que cuestionarse como estamos viviendo esta vida.
Nuestra infinita actividad mental siempre será percibida a nivel corporal pero para ponerme en contacto con esas sensaciones necesito bajarme de la máquina del hacer. Podemos experimentar dolores de cabeza, agitación en el pecho, dolores musculares, malestares digestivos, entre otros, y la pregunta más simple que nos podemos hacer es “¿qué me quiere decir esto?” “¿es así como quiero vivir?” “¿Cuál sería el camino intermedio?” Esta última pregunta les trae mucha relajación a mis clientes ultra ocupados porque les ofrece una alternativa entre estar enchufados, pensando, y maquinando todo el tiempo y tener que dejar todo e irse de vacaciones, algo muy poco sostenible a largo plazo.
Tanta ocupación mental también nos empuja a que todo sea rapidito. Estamos siempre de prisa, nuestra listas de lo que hay que hacer son interminables así que a comer rápido, hablar rápido, mandar mensajes instantáneos, y que la sexualidad no ocupe mucho tiempo ya que hay que seguir haciendo. El desafío está justo ahí porque no hay gozo sexual en la prisa. La sexualidad es un proceso exploratorio de dedicación, conciencia, tranquilidad, conexión con el cuerpo y con las emociones. No hay que llegar a ningún lugar, simplemente hay que estar presentes con los ojos y el corazón bien abiertos. En ese lugar sagrado no caben ni la impaciencia ni la diligencia.
Entiendo perfectamente que a una historia de auto repulsión corporal y de desconexión mente cuerpo, no la podemos solucionar de la noche a la mañana. Este blog/podcast es una invitación a despertar del trance, a notar cuando estamos entrampados en nuestros hábitos dañinos y como estos repercuten en otras áreas como la sexualidad que hemos tratado aquí. Esta es una conversación que recién empieza pero ya ser conscientes de lo que está pasando es un primer paso para sanar. Lo demás es cultivar el retorno al cuerpo, si eres muy activo/a te vendrá bien hacerlo a través de todo lo que te haga sudar – baila, corre, anda en bici, escala, muévete al máximo. Si en cambio te recarga bajar un cambio, escribe, medita, contempla y camina. Y hagas lo que hagas celebra tu cuerpo, y dale las gracias. Y como siempre digo, si necesitas ayuda, pídela.
Como siempre, si conoces a alguien que le puede interesar este tema, reenvíale el podcast/blog, ¡gracias!
Un fuerte abrazo ❤